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Sin dar la lata: El mito de la diversificación reconsiderado

Actualizado: 30 mar 2022

Como cada lunes, abrimos nuestras latas y conservas para compartir investigaciones, análisis y estudios que guardamos en el archivo.


La diversificación se suele considerar la única "barra libre" en las finanzas. Pero, ¿es realmente así? ¿La diversificación beneficia siempre a los inversores? No. Pero la realidad es más complicada que la teoría.


Que los inversores deben diversificar sus carteras es un principio básico de las finanzas modernas. Sin embargo, hay algunos periodos en los que la diversificación no es deseable. Cuando el principal factor de crecimiento de la cartera funciona bien, los inversores se ven favorecidos por lo contrario a la diversificación. En un mundo ideal lo que querríamos es diversificación para cuando nuestra exposición a crecimiento funciona mal y unificación/concentración en este cuando las cosas marchan bien. El problema es que vivimos en un mundo incierto.

Numerosos estudios han presentado pruebas de correlaciones asimétricas entre activos. Por desgracia, esta asimetría suele ser de la variedad indeseable: Se caracteriza por la unificación a la baja y la diversificación al alza. En otras palabras, muchas veces la diversificación suele desaparecer cuando más se necesita. Desde el marco de la diversificación estructural estas autocorrelaciones coinciden con las temidas crisis de liquidez en las que todo cae a la vez y no hay donde resguardarse.


En este artículo, los autores ponen de relieve un defecto fundamental en la forma en que algunos estudios anteriores han medido la asimetría de la correlación. Como estiman las correlaciones a la baja a partir de submuestras en las que ambos activos obtienen malos resultados, ignoran los casos de diversificación exitosa (es decir, los períodos en los que las ganancias de un activo compensan las pérdidas del otro). Los autores proponen, en cambio, que los inversores midan lo que importa: el grado en que un determinado activo diversifica la exposición a crecimiento económico cuando este tiene rendimientos negativos. Es decir, la diversificación que un activo ofrece en los momentos clave. Aquí es donde, desde nuestra perspectiva, la relación estructural entre activos y escenarios económicos juega su mayor papel.


Este enfoque arroja conclusiones muy diferentes, especialmente para los pares de activos con baja correlación de muestra completa. Los autores repasan las matemáticas de la correlación, ponen de relieve el defecto de los estudios anteriores, motivan el enfoque correcto y presentan un análisis empírico de la asimetría de la correlación en las principales clases de activos.


Lamentablemente, como la mayoría de investigación puramente empírica, el ensayo pasa de puntillas por el hecho de que durante el periodo de estudio ha predominado esencialmente un único escenario económico: crecimiento deflacionario. Aunque explican que estadísticamente la diversificación en renta variable más allá de renta variable local (americana para americanos) ha sido perjudicial y ha mostrado este tipo de asimetría negativa (diversifica cuando las cosas van bien, pero no cuando van mal) no parece que tengan en cuenta que analizan solo uno de los infinitos posibles escenarios que podrían haber ocurrido. Riesgo significa que hay mas cosas que pueden pasar de las que acabarán pasando, entre las cuales también se encuentra el escenario en el que la renta variable local, o cualquier otro tipo, queda impedido.


La mayor contribución de este artículo radica en sus recomendaciones:


1. Reasignar las carteras de forma dinámica en previsión de cambios de régimen, aumentando su exposición a activos seguros que ofrecen diversificación a la baja

cuando esperan que las condiciones se deterioren. (Aquí proponen su propio método basándose en optimizaciones de varianza media de las propias correlaciones - nosotros somos más de seguimiento de tendencias o volatilidades)


2. Dar mayor importancia a las correlaciones a la baja al establecer las ponderaciones de las carteras, construyendo así una cartera estática que es más resistente a las recesiones. (Vaya, esto me suena a Cartera Permanente)


Las opiniones expresadas en el contenido enlazado son exclusivamente de sus autores y no tienen por qué reflejar la opinión del equipo editor de Participar y Proteger ni de sus afiliados. Este contenido se comparte con fines educativos y no supone una recomendación de ningún tipo.


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